Cruzó la línea de meta
sobre una sola rueda, pero lo cierto es que encima de la moto no iba un sólo
piloto, iban dos. Bajo el casco, lágrimas saladas caían sobre las mejillas de
Jordi Torres que era el primero en ver la bandera a cuadros en el Gran Premio
de Alemania, la primera victoria mundialista para el piloto de Rubí. Una vez
terminaba la carrera, Jordi se ponía la mano en el corazón y la otra la elevaba
al cielo, iba por él, el dorsal número 9 estaba más presente que nunca.
En su box, su jefe
Jorge Martínez Aspar gritaba con alegría ‘se
lo merece, se lo merece’; mientras tanto, todo su equipo se acercaba al
muro para celebrar con él la victoria. El box de Aspar estaba de enhorabuena,
había ganado el chico que hace sacar una sonrisa a cualquiera. Los aficionados
a las dos ruedas dieron muestra de ello por las redes sociales, un mensaje tras
otro, todos de enhorabuena para un piloto que ha sabido ganarse hasta la última
milésima que le hizo cruzar la línea de meta en primera posición, y como dice
Borja González en el SoloMoto Digital, ‘el
piloto del pueblo’ dio la alegría a todos, seguidores o no del dorsal 81.
Cuando hablé con Jordi
en la presentación del Aspar Team y una semana antes de que empezara el mundial,
se le veía ilusionado y con muchas ganas, como para no estarlo, su gran
oportunidad había llegado. Llegó al box del equipo no como uno nuevo, sino como
uno más, sus sustituciones en años anteriores por otros pilotos hizo que muchos
de su estructura ya conocieran a Torres, ese joven que llegaba del CEV
dispuesto a hacer de una sesión de trabajo algo ameno y dicharachero, tal y
como es él. Dispuesto a sacar lo mejor de la gente de su alrededor.
Sin embargo, son muchos
los que conocen a Jordi por su simpatía fuera de la pista, sus bromas, sus
infinitas charlas, sus justificaciones por los problemas que ha tenido, su
tranquilidad para contar las cosas, sus especificaciones en mínimos detalles, su famoso kneeground…
Jordi Torres está en todo, lo quiere contar todo, y ahora somos nosotros los
que queremos contarlo todo sobre él, sobre lo que ha hecho este fin de semana,
sobre cómo su sonrisa bajo el casco dio paso a la de todos y cada uno de los
que veíamos cómo cruzaba la línea de meta en primer lugar.
No hay más que leer
algún que otro periódico hoy o las muchas páginas de internet que dedican unas
palabras a Jordi, todas y cada una de ellas tienen algo en común, todos se
alegran de su victoria, todos hablan bien de un piloto que ha sabido ganarse a
la gente, pero también ha sabido llegar hasta esa victoria que le ha hecho que
todos quieran contar su hazaña por delante del resto de
pilotos. Y no sé si Jordi leerá esto, pero déjame decirte algo:
Poco más os puedo decir
del ganador de la última carrera de Moto2. Los que lo conocen saben la genial
persona que es, los que le rodean saben la felicidad que transmite, y los que
no le conocéis… Habéis perdido mucho tiempo en no haber seguido a este gran
piloto. Ayer a todos nos salía felicidad, pero a los que le seguimos de antes
de este mundial y de esta victoria, sabemos que es mucho más que eso. Es
esfuerzo, trabajo, constancia, ganas, y sobre todo, sacrificio. Eres grande
Jordi, ojalá todos pudiéramos aprender un poco sobre tu manera de ver la vida,
con una sonrisa siempre en la cara. Pero lo cierto es que ayer, a muchos que no
sonreían desde hace tiempo, les hiciste sonreír.
Gracias
por tu victoria, pero sobre todo, gracias por no dejar de luchar por llegar
hasta ella
(y las que quedan)
Emocionante leer tus palabras, este chico es magico #81-9#
ResponderEliminarQue bonito sí señor!!! El 14 de julio se convirtió desde ayer en un día para recordar siempree! Grandioso Jordi :)
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